1) Reflexión sobre el material: Vida residual del conjunto ventilador–eje
El trabajo muestra claramente la importancia de la Ingeniería de Materiales en la evaluación de equipos sometidos a altas exigencias mecánicas y térmicas. A través de técnicas como análisis microestructural, mediciones de dureza, control de espesores, ultrasonido y evaluación de fisuras, se pudo determinar la degradación progresiva del ventilador y del eje de un sistema de extracción de gases en un horno de clinker.
La información se relaciona directamente con lo visto en clase sobre creep, precipitación de carburos, coalescencia de microfisuras, cambios en microestructura y pérdida de propiedades mecánicas en aceros expuestos a altas temperaturas. También coincide con prácticas de laboratorio, donde se estudió dureza, corrosión, micrografía y fallas en servicio.
Del informe destaca cómo, a lo largo de 20 años, el ventilador mostró aumento de carburos, disminución de dureza y aparición de microfisuras hasta alcanzar el estadio D en la curva de Neubauer, indicando fin de vida útil. El eje, por su parte, sufrió desgaste en zonas de rodamientos y fisuras internas vinculadas a fatiga y vibración, lo que también justificó su reemplazo. Llama la atención la progresión clara del daño, y cómo la combinación de cargas dinámicas, temperatura y corrosión acelera la degradación antes del tiempo de vida previsto.
En conclusión, este trabajo aporta un buen ejemplo de cómo la ingeniería de materiales se integra con criterios de confiabilidad, riesgo y mantenimiento predictivo. La metodología aplicada permitió anticipar el reemplazo del conjunto antes de una falla catastrófica, mostrando la importancia de los controles periódicos en equipos críticos. En conclusión, el informe evidencia cómo el análisis microestructural y mecánico es clave para tomar decisiones sustentables y seguras sobre la continuidad en servicio de activos industriales.
2) Reflexión sobre el material “Refractarios Sílice–Alúmina”
La importancia de la Ingeniería de Materiales se evidencia claramente en este estudio, ya que permite comprender cómo la composición química, la microestructura y las impurezas influyen directamente en el desempeño de los refractarios en condiciones de alta temperatura. El análisis del sistema SiO₂-Al₂O₃ y la presencia de mullita muestran la relación directa entre lo trabajado en clase (DRX, porosidad, densidad, impurezas y estabilidad térmica) y el comportamiento real de los materiales utilizados en hornos industriales.
Del informe se destacan especialmente las diferencias entre los ladrillos A y B: el ladrillo A presenta menor porosidad, mayor densidad y mejor relación Al₂O₃/SiO₂, lo que le otorga una mayor refractariedad y estabilidad térmica. En cambio, el ladrillo B contiene más impurezas alcalinas y zonas de mullita subestequiométrica, lo que reduce drásticamente la temperatura de aparición de fase líquida, afectando su vida útil y desempeño. Estos resultados demuestran cómo pequeñas variaciones en composición o microestructura pueden generar diferencias significativas en el comportamiento del material.
Algo que llamó la atención es el fuerte impacto del K₂O como fundente, disminuyendo la refractariedad desde 1600 °C hasta valores cercanos a 1000 °C. También resulta interesante que dos materiales con la misma mineralogía puedan comportarse tan distinto por variaciones microestructurales.
En conclusión, el material reafirma la importancia de analizar integralmente un refractario antes de su selección. Mi opinión es que el ladrillo A resulta claramente más adecuado para un horno de vidrio, y el estudio demuestra cómo la Ingeniería de Materiales permite tomar decisiones fundamentadas que impactan directamente en la eficiencia y seguridad de los procesos industriales.