Estudio post mortem de un ladrillo de magnesia-espinela utilizado en la zona de calcinación de un horno rotatorio de cal:

Este estudio es un ejemplo claro de cómo la Ingeniería de Materiales es importante para asegurar la durabilidad y el rendimiento de los equipos industriales. La causa raíz del fallo fue la infiltración de una fase líquida, facilitada por impurezas en la caliza y agravada por un aumento en la temperatura operacional del horno hasta cerca de 1470°C. Esto generó una diferencia en el coeficiente de expansión térmica entre capas y finalmente el descabezamiento.

Lo que más me llama la atención fue la metodología experimental que se aplicó para determinar la temperatura crítica de falla. No solo se analizó la costra y el ladrillo usado (análisis químico y DRX), sino que recreó las condiciones de falla en el laboratorio, formando pastillas con los componentes del ladrillo e impurezas. Esto les permitió, mediante tratamientos térmicos controlados y la comparación de resultados de difracción de Rayos X (DRX), concluir que la temperatura de formación de la costra y el descabezamiento fue aproximadamente de 1470°C.

Estudio de conos de aceros de alto manganeso sometidos a desgaste por impacto:

Este estudio demuestra que a pesar de que ambos conos estaban fabricados con un acero de alto manganeso (adecuado para el desgaste por impacto), la gran diferencia en su rendimiento y durabilidad se atribuyó directamente a un tratamiento térmico (hipertemple) inadecuado o incompleto en una de las piezas. Esto resultó en una microestructura con carburos precipitados en los límites de grano y zonas magnéticas, comprometiendo la integridad y durabilidad del acero en servicio por impacto. La durabilidad de los componentes mecánicos no solo depende de la composición química del acero, sino también de su proceso de elaboración y el tratamiento térmico aplicado.

En conclusión, el hecho de que una pieza cumpla con la norma química ASTM correspondientes no nos asegura que la pieza se va a desempeñar de manera correcta ya que la falla del Cono 2, que presentó un desgaste prematuro, no fue por un incumplimiento en la composición química de norma ASTM, sino por un tratamiento térmico inadecuado.