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Sistemas SiO2-Al2O3 y Conos de acero al Manganeso

Sistemas SiO2-Al2O3 y Conos de acero al Manganeso

de MAURICIO NICOLAS SANCHEZ -
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Paper: SISTEMA SiO2 - Al2O3. UNA HERRAMIENTA PARA LA ELECCION DE UN MATERIAL REFRACTARIO

Este estudio es un ejemplo excelente de cómo la Ingeniería de Materiales utiliza sus herramientas para diferir entre dos componentes que, comercialmente y a simple vista, parecen idénticos.

Para determinar la aptitud de dos ladrillos de mullita (A y B), se realizaron estudios de caracterización rigurosos: análisis químico por fluorescencia de rayos X, determinación de porosidad y densidad, difracción de rayos X y microscopía electrónica de barrido.

Análisis de Resultados:

Los datos de densidad y porosidad revelan diferencias estructurales inmediatas: el Ladrillo A presenta una estructura más cerrada (menor porosidad). Sin embargo, lo más crítico se observa en la microestructura y el comportamiento térmico:

Ladrillo A: Al tener un contenido de Al2O3 > 74,3%, se ubica en el subsistema mullita-corindón. Esto eleva la temperatura de aparición de la primera fase líquida a 1840 C, muy cercana a la fusión de la mullita pura.

Ladrillo B: El análisis de microscopía electrónica de barrido detectó zonas heterogéneas donde el contenido de alúmina cae al 61,16%, lo que teóricamente bajaría la formación de líquido a 1595 C.

Impurezas (K2O): El factor determinante es la presencia de un 0,62% de K2O en el ladrillo B. Al analizar el diagrama de fase ternario SiO2-Al2O3-K2O, vemos que esta impureza provoca la aparición de un punto invariante a 985 C.

Conclusión:

El Ladrillo A es indiscutiblemente la mejor alternativa técnica. Su temperatura de formación de fase líquida (1840 C) es muy superior a los críticos 985 C del Ladrillo B. Además, su mayor densidad y contenido de alúmina sugieren una mejor resistencia mecánica y un mejor comportamiento ante los gases de combustión.

Reflexión Personal:

Me sorprendió cómo un porcentaje tan bajo de impurezas (0,62%) puede reducir la temperatura de formación de fase liquida a 985 C. Esto remarca que los ensayos no son un "costo caprichoso", sino una inversión necesaria para asegurar la confiabilidad operativa y evitar fallas catastróficas en hornos.

 

Paper: ESTUDIO DE CONOS DE ACEROS DE ALTO MAGNANESO SOMETIDOS A DESGASTE POR IMPACTO

Este estudio expone un error común en la industria que es asumir que dos materiales son idénticos solo porque cumplen con la misma norma de composición química. El caso compara dos conos de trituración de acero al manganeso el Cono A (origen extranjero) y el Cono B (origen local).

La Ingeniería de Materiales mediante el uso de herramientas de análisis reveló que el fallo no estaba en la composición química, sino más bien en el tratamiento térmico.

Mientras el Cono A presentaba una matriz austenítica medianamente limpia, el Cono B mostraba una precipitación masiva de carburos en borde de grano. Esto es crítico porque los carburos provocan decohesión intergranular, fragilizando el material y acelerando el desgaste.

El acero austenítico al manganeso debe ser amagnético. El hecho de que el Cono B presentara magnetismo en su zona central indicó la presencia de fases no deseadas (transformaciones ferríticas) debido a un tratamiento térmico incompleto.

El estudio comprobó la hipótesis sometiendo el material defectuoso a un tratamiento de hipertemple 1050 C seguido de enfriamiento rápido en agua. El resultado fue la disolución efectiva de los carburos, dándole una microestructura de mayor calidad para este tipo de situaciones.

Conclusión:

El cumplimiento de la norma química no es una condición suficiente para asegurarnos un correcto funcionamiento de la pieza. Por ejemplo, el cono B fallo porque el proveedor no realizo o no hizo un correcto tratamiento térmico y no porque incumplió la norma. A pesar de que ambos 'cumplían' la norma, el Cono A tenía un 17% de Mn frente al 13,72% del Cono B. Un mayor contenido de manganeso (Por más de que se vaya de la norma) estabiliza la fase austenítica, permitiendo que el endurecimiento ocurra por el trabajo mecánico (impacto) durante la operación, y no por carburos frágiles de fabricación.

Por lo tanto, la inversión en análisis metalográficos (y no solo químicos) es vital para evitar paradas de planta no planificadas, las cuales generan costos financieros y energéticos mucho mayores que el precio de los repuestos.